Ariadna, Teseo y el Minotauro en Knossos. |
Hermano: no habrá egoísmo sino generosidad, en que diga que si no te dieres el tiempo
de leer esta carta, al menos me habría yo dado el de escribirla, con lo cual, de
entrada, sin negar la necesaria búsqueda
de sentido del ejercicio, advierta que las razones puedan divergir en la
cadencia. Claro que no se nos escapa, ni a ti ni a mí, que basta enunciar la
paradoja, para que se desaten las fuerzas de su oculta razón. Epimenides, el poeta, filósofo y -probablemente mago- cretense del VII AC.,
decía: “todo lo que diga un cretense es mentira”, de dónde o bien lo que decía
era cierto y entonces mentira, o bien mentía y de la suerte era verdad. Me debo
por esta aparente rareza literaria, que me ha bajado del sueño, de relevarte de
la obligación de seguirla, pero no menos cierto es que si no te supiera interlocutor
avieso, no te escribiría. Que lo cortés no quite pues lo valiente, que la forma
permita el fondo y que la luz de la comprensión trascienda.
A guisa de exergo la confesión de
fe que por el aire la brisa lleva, el comentario que sigue dará con dos
propuestas históricas asidero a la evanescente sustancia alquímica que sin
saber como, así nos devanemos el entendimiento en la figura del porque, ha dado
más que otra condición, lógica (probablemente más que razón), a la discusión sobre
la guerra que a 40 años del florecimiento de una de sus perlas, nos asola. Qué
bien es cierto, que no se trata de gobierno de una u otra tendencia
administrativa lo que está en juego, sino de Estado. No del día a día del
tráfico y la estampilla al compás del reloj, sino del glaciar milenario que ya
no regará los campos para nadie, la lluvia que en veinte años no sabrá otra
cosa ser, que diluvio sobre la sequía, y el tóxico sin control en nuestro
océano de gelatina. Para no decir quien comerá y que cosa. Y si el gobierno es efímero, el Estado es concreto: se
trata de la creatividad, el pensar y el amor. ¿Puede haber acaso algo más
sólido e imperecedero que el amor?... Se trata de ciencia en la toma de
decisiones. Es una tecnología (del griego, Tekne: arte y Logos: discurso), del arte
de decir lo que se ha comprendido. De las leyes que facilitan el entendimiento,
porque la equidad las orienta y a todos, su implementación sirve. Y claro de la
liberación que nos orienta, en el espíritu de todos.
Pero tampoco es la epístola un
Manifiesto, aunque llevado por su cauce a dicho puerto llegare.
El 9/11 del año 2000 (y no hay
error en la inversión de la fecha), en un mediodía como hoy, observábamos con
Paula -mi esposa a la sazón-, New York desde lo alto de la torres gemelas, la
vasta isla de Manhattan de un lado y la pobre libertad de la estatua, por el
otro. A un año exacto de distancia, nos habría llevado el atentado, aunque
nadie pueda saber del destino del alma ni del átomo, ni más que especular
pudiéremos sobre el origen del mal.
Sin embargo, la coincidencia es
la materia con que se construye el palacio del destino. Y no podría ignorar,
que en la fortuna de vivirlo, está mi razón del entendimiento. Porque vea usted,
hermano, que si cuatro estrellas parecen juntarse allá arriba para indicar el
oriente, dos fechas la misma, bien podrían anunciar en la tierra de los hombres
el norte. Al cabo, como dice mi
maestro Claude Levi-Strauss: « si on n´atteint pas une verité de fait, on
aurait au moins atteint une verité de raison ». Y vea usted como
sin ser economista ni político, para quienes esa o la otra especialidad
suscriban, habría de resonar el aniversario que tal vez con un poco de voluntad -que asi como nadie pide humanidad a las matemáticas, no tienen por que ser
exactas las ciencias del significado-, indican el comienzo y el fin de la fase
mundial desregulada y salvaje del capitalismo mundial. En el Sur se inició por
el Norte, lo que en el Norte terminó por el Sur (o por Iraq, Afganistán, o
Siria, que el petróleo manda). El mismo día. Negocio imperial.
Cuando por acá estábamos casi en
primavera, saliendo del invierno. Cuando allá era casi el otoño, que los sacaba
del verano. Como creo en el valor emblemático de nombrar, que las cosas son
cuando se saben decir y porque es sorprendente, pese a que la cultura haya
devenido un instrumento de la ideología, que la relación no haya sido hecha
como ahora, sin ahondar por el momento en el indudable valor del símbolo, propongo
incorporar la transmutación cósmica del espacio-tiempo de fechas y lugares en
el pensar que es poco pensar, de los hechos que visten lo real.
Sea pues lo primero: los países,
como las personas (unos y otros se llevan dentro), son determinados en sus
acciones visibles, por circunstancias mayores, casi siempre del orden de lo
inconsciente. Hojas los humanos, que el viento lleva de la historia. Aunque el
paradigma pudiera no ser razonable, la razón no dejaría por ello de ser siempre
paradigmática.
Lo segundo y con lo anterior en continuidad establecido, es que sin tener que recurrir al ejemplo de la coincidencia (o la sincronía), ni
a las interminables estadísticas que habrían de probarlo, para decirlo
simplemente, aunque sin pretender que excepciones no hubiere, las ideas de las
personas, dependen de la realidad en que se encuentren. Y así como la
conciencia depende de la inconsciencia (o si preferimos, la biología de la
cultura), ni faraón ni esclavo pensaban que el mundo era el mismo, aunque ambos
dependieran de las crecidas del Nilo. Ni bueno, ni malo. El capital depende de
que haya propietarios y asalariados, no se ve el mismo mundo en Vitacura que en
La Pintana. Nos guste o no. Y nos guste o no, la política es la expresión de
esa realidad, no el origen, sino el resultado.
Entonces, sin negar que la
política actúe sobre la economía y con diversa fuerza en distintos momentos,
como más arriba lo hemos señalado, ni sin que se me escape que este mismo
escrito apunta al ejercicio dialógico de pertenencia, que en el campo de su
superación se sitúa, digo que mientras el modo de producción capitalista siga
existiendo, seguirán habiendo las condiciones diferenciales de existencia y de
expresión que lo identifican. No se trata de lo que hicieron unos u otros (que
de alguna manera todos fueron llevados a hacer), ni del reconocimiento del
lugar en que estaban cuando ocurrió, que nada exime del hecho, ni piedra que
purifique la roca, ni gota que seque la lluvia, ni hielo que niegue el polo, sino de entender con claridad lo que tiene que ver con la
estructura y aquello que es la sombra que de ella se desprende. En buena figura
de la luz que no obstante inequívocamente ilumina la caverna, toda nuestra
gente es ciega persiguiendo la sombra. Sería buen tiempo de salir al encuentro
del día. O al menos, si en demasía nos asustara pensar lo nuevo, dejar de
repetir la mentira, que en mas enemigos y nuevas guerras se hace verdad.
Y termino, querido amigo esta ya
más que extensa carta, la cual no obstante sintetizo porque si (budismo Zen: chino:
Wu Wei, sin ser; Japonés: Mu cho tok´ko: sin propósito, Yi Tzi: de acuerdo a si mismo), el sentido de nuestro
sentido, que poco mas somos que una búsqueda o un encuentro, con una solución
de metamorfosis del sistema representativo, que no por formular de preclara
manera, ni con el rigor de futuro que la historia a la democracia permite,
pueda parecer hoy más que chiste, juego o nuevamente paradoja… Etpour si
muove, aunque no por decirlo pudiera esta vez Galileo evitar la hoguera.
Vuelvo al Estado en tanto
objetivación de la razón (W.G.F.Hegel).
La Constitución (y ninguna podría hoy establecerlo de otra manera, considerando que los avances en
ingeniería genética y el desciframiento del genoma humano, indican que cualquiera que fuere nuestra condición, en tanto humanos compartimos más del 99% del pool genético), dice que somos todos iguales.
Propongo que la elección de nuestras autoridades (todas, cada una) sea hecha
al azar, entre todos los chilenos. Como no se nos escapará, las derivas de
política pública, serían del máximo interés. Así se hacía para elegir
representantes en Grecia Clásica. Por ejemplo. Hoy es mañana y mañana quien
sabe.
No dejemos de reír, tal vez
podamos ser felices.